Mensajes de la Corona III

A LAS PRIMERAS CORTES DEMOCRÁTICAS DE LA MONARQUÍA

«LA DEMOCRACIA HA COMENZADO»

Esta frase del Mensaje de la Corona, que abre la primera legislatura de las Cortes de la Monarquía, tiene el mérito de expresar con toda claridad y en todo su alcance el momento histórico que vive el país. El período más difícil del proceso de transición hacia un sistema democrático, reflejado en la aprobación de la «Ley para la reforma política» y en unas elecciones que a la par dibujaban el mapa político de la sociedad española y la composición del Parlamento, ha terminado efectivamente. Ahora se inicia la consolidación y el desarrollo del modelo político que la sensibilidad social, plural y moderna, demanda. El Monarca en su discurso, calificado por uno de los comentaristas nacionales más destacados, dentro del tono de la casi totalidad de la prensa, como «justo, lúcido, progresivo y abierto a la esperanza», define con rigor las nociones básicas de una filosofía política democrática y la función que corresponde a la Corona y al Parlamento como piezas esenciales de la estructura del Estado.

Para mostrar los aspectos más significativos del Mensaje, se puede sintetizar su contenido en cuatro grandes temas:

Reconocimiento de los principios reales y auténticos de un orden democrático: soberanía del pueblo español y pluralismo político de la sociedad simbolizado en las Cortes.

Definición de la Monarquía como constitucional. La institución queda así a salvo de las exigencias y contradicciones de la práctica política diaria. La misión de la Corona no es la elaboración de programas concretos, sino la de constituirse en una superior instancia de la naturaleza integradora y dotada de poder arbitral.

Carácter constituyente de las Cortes. Al órgano legislativo, «primera concreción de la democracia», se le asigna la misión de consolidar ésta y la de crear el marco legal adecuado para las nuevas relaciones sociales.

Atención al hecho regional. El discurso ha mencionado expresamente la realidad de las comunidades regionales, problema de una dramática tradición histórica y de una especial dificultad de concreción práctica, expresando el deseo de la Corona de que la Constitución «dé cabida a todas las peculiaridades de nuestro pueblo».

Por último se hace referencia a la necesidad de que los intereses de España en el exterior superen las opciones partidistas y se afirma la esperanza de la Corona en el logro de los objetivos democráticos.

El discurso a la primera legislatura democrática de las Cortes, así sintetizado, tiene en definitiva el sentido de haber puesto las bases para que a través de las normas constitucionales se definan el marco y el mecanismo de las relaciones de poder, pero también el de expresar la necesidad de un orden social más justo. En palabras del Monarca: «El progreso a que aspiramos quedaría en una ficción si no comportara la mejora real de las condiciones de todos los ciudadanos.»