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16 y 17 de septiembre de 1977
Estoy seguro de que este nuevo día de Fiesta Nacional panameña, que también lo es de España, impulsará nuestras relaciones en anchura y profundidad, y Panamá y España, marcharán aún más estrechamente unidas...
El Rey, en la Declaración del «Día de la Comunidad Iberoamericana de Naciones»
De escasa población (1.670.000 habitantes) y superficie (77.082 kilómetros cuadrados), su situación geográfica y el Canal proporcionan a Panamá amplios servicios marítimos de las más grandes flotas del mundo, con 2.675 buques.
Una cadena montañosa de considerable altura divide las dos terceras partes del país en dos planicies. Con ríos de diverso caudal, la ausencia de lagos es suplida por presas que facilitan el funcionamiento del Canal. El territorio se extiende en selvas vírgenes y tierras fértiles, con plantaciones de cacao y banana.
Vasco Núñez de Balboa descubrió el istmo de Panamá en 1501 y en 1513 el Pacífico. La ciudad de Panamá fue uno de los centros más activos del imperio español en América. Varias veces fue fundada y suprimida la Real Audiencia de Panamá, hasta la dependencia del Virreinato de Nueva Granada. En 1821 Panamá se separó de España, pasando a formar parte de la Gran Colombia Bolivariana. Tras diversas vicisitudes en la unión con Colombia, se proclamó la independencia plena en 1903.
La Constitución, aprobada en 1972 en Asamblea Constituyente, prevé un órgano ejecutivo encabezado por el Presidente de la República. La unidad monetaria es el balboa, con valor igual al dólar.
Palacio Presidencial de Las Garzas
16 de septiembre de 1977
Sus Majestades Reyes de España,
Excelencias,
Señoras y señores:
La visita de Vuestras Majestades a este continente tiene para nosotros todo el simbolismo del deseo de la nueva España por renovar los lazos espirituales que le unen con estos pueblos de Iberoamérica. De llevar a cabo tan elevada misión se encargan nada menos que sus propios soberanos, quienes cumplen la tarea de reafirmar los sentimientos de amistad mutua que perduran más allá del paso de los siglos.
El interés demostrado por Vuestras Majestades por visitar estas naciones, conocer su gente, compartir con nosotros la existencia así sea muy brevemente, y de transmitirnos personalmente el mensaje de España de proporcionarnos colaboración técnica, cultural y económica, han movido a Panamá a instituir el 12 de octubre de cada año como el Día de la Comunidad iberoamericana, en una acción que irradiará desde este istmo los sentimientos de hermandad hispanoamericana que nuestros países sienten con sinceridad y emoción.
Panamá otorga dos condecoraciones de suma distinción a quienes llevan a cabo una labor de proyección mundial y estimamos que las gestiones exitosas de Vuestras Majestades por el mejor futuro de España os hacen merecedoras a esas condecoraciones, de Manuel Amador Guerrero y Vasco Núñez de Balboa, en el grado más alto, las cuales me he de honrar al otorgarlas a tan altas personalidades.
Abrigamos la plena seguridad de que tales condecoraciones lucirán sobre vuestras reales personas como el símbolo de la amistad de Panamá, pequeño en dimensión física, pero engrandecido en el fragor de sus nobles luchas, por la elevación de sus ideales y por la sinceridad del afecto que profesamos a España.
Son nuestros deseos de que este acto tenga la significación de un magnífico broche de oro que cierra la cadena de amistad y de cariño que los pueblos de Iberoamérica profesan a Vuestras Majestades, dignos representantes de la España de siempre.
Palacio Presidencial de Las Garzas
16 de septiembre de 1977
Señor Presidente,
Señor Jefe del Gobierno:
Recibimos de vuestras manos las insignias de las Ordenes de Manuel Amador Guerrero y de Vasco Núñez de Balboa. En nombre de la Reina y en el mío, os doy las gracias por estas distinciones que nos honran.
Bien sabéis cómo Panamá ocupa un lugar muy especial en el corazón de los españoles. Desde los primeros momentos de la gesta americana, los asentamientos y fundaciones en tierra firme hubieran sido inconcebibles sin el apoyo y la asistencia que, desde aquí, se les dispensaron. Panamá está indudablemente vinculada a toda la obra de España en América de manera indeleble.
Enclavados como estáis en la encrucijada estratégica más importante de América, desde los albores de la navegación occidental por estos mares, habéis tenido que defender con tenacidad vuestras costas. Mucho antes de que la nacionalidad panameña se consagrara, vuestro espíritu se fue templando en una lucha tenaz y heroica. Los que, como nosotros, ocupamos en el Viejo Continente una encrucijada similar, sabemos muy bien lo que entraña tal defensa. Sabemos el vigor que hay que derrochar y conocemos, por haberlo vivido —y porque durante siglos lo compartimos con vosotros—, lo que cuesta a un pueblo tales destinos históricos impuestos por la geografía. La grandeza se forja en estas lides.
Por eso mismo, quisiera a mi vez imponeros las insignias con que España reconoce a quienes se singularizan en estos afanes. Permitidme que lo haga invocando el paralelismo espiritual que nos une y que haga partícipe de estos símbolos a la mujer panameña a través de vuestra distinguida esposa.
Salón Bellavista del Hotel Panamá
17 de septiembre de 1977
Señor Presidente,
Señor Jefe del Gobierno:
Al otorgarnos ayer Vuestra Excelencia a la Reina y a mí las más altas distinciones del Estado panameño, os expresé con nuestra gratitud la honda emoción sentida al arribar a esta tierra que, geográficamente, es el nervio central donde se unen los países de nuestra comunidad de habla hispana.
Desde que asumí las serias responsabilidades de dirigir los destinos de España, en período tan crucial como el que vivimos, me impuse el grato compromiso de rendir, con mi presencia, a estos países hermanos de América, el homenaje que un Rey de España, como un español más, debe ofrecerles. Panamá es el octavo país que visito de esta comunidad. Comunidad que, no obstante presentar tan marcadas fronteras geográficas por sus altas cordilleras, sus grandiosos ríos e inmensas selvas y tan dispares características en cada uno de sus pueblos, se presenta unida por su cultura, su idioma y sus creencias.
España, desde la otra orilla, se siente integrada e identificada con ella. Los conquistadores y los forjadores de vuestras respectivas nacionalidades son héroes y personajes de nuestra Historia común, porque para comprender a España hay que comprender esta otra parte de nuestro ser que es el Continente americano, y para conoceros a vosotros mismos, tenéis que conocer a España.
Panamá es ejemplo vivo de esta integración histórica. Vasco Núñez de Balboa es tan héroe de Panamá como de España y Justo Arosemena y Tomás Herrera están en la historia de mi patria como en la de la vuestra.
No en balde, con una gran visión, Simón Bolívar eligió a Panamá «como el bello istmo que debía ser para el Nuevo Mundo lo que el de Corinto para los griegos». Su idea plasmó, pocos años más tarde, en el Congreso que tuvo lugar en esta ciudad de Panamá el 26 de junio de 1826, y del que hace poco más de un año celebrasteis el sesquicentenario.
Durante mi reciente visita a Colombia, tanto en las palabras del Presidente López Nichelsen como en las mías, se puso de manifiesto la coincidente voluntad de renovar la idea de la comunidad con arreglo a las demandas de la sociedad de hoy. Todos hemos de procurar, en efecto, que esos propósitos no se reduzcan a un mero recuerdo histórico, sino que constituyan una realidad llena de fuerza que, con su poderosa aportación, juegue papel preponderante en este mundo actual tan lleno de tensiones y tan necesitado de verdadera colaboración entre los pueblos.
Hoy, de nuevo, este istmo de Panamá, desde donde se lanzó la idea de la anfictionía —como unión de pueblos de vínculos e intereses comunes—, protagoniza este nuevo e importante paso comunitario, al proclamar el día 12 de octubre Fiesta Nacional de Panamá, bajo el nuevo y más amplio concepto de «Día de la Comunidad Iberoamericana de Naciones».
Señor Presidente, señor Jefe del Gobierno:
España, que se solidariza con los problemas que afectan a esta comunidad, siente con satisfacción propia el acuerdo a que han llegado los Estados Unidos y Panamá al firmar el pasado día 7 un nuevo Tratado sobre el canal interoceánico y desea que tanto el Presidente Cárter como el General Torrijos encuentren en sus respectivos pueblos el respaldo que es necesario para la ratificación de este nuevo Tratado.
Estoy seguro de que este nuevo día de Fiesta Nacional panameña, que también lo es de España, impulsará nuestras relaciones en anchura y profundidad, y Panamá y España marcharán aún más estrechamente unidas en la defensa de sus problemas comunes, con el pensamiento puesto en el desarrollo y bienestar de sus pueblos.
Embajada de España en Panamá
17 de septiembre de 1977
Señor Presidente de la República,
Señor Jefe del Gobierno:
En este día último de nuestra actual gira americana quisiera expresar nuestra satisfacción por haber disfrutado esta oportunidad de conoceros mejor y agradecer las múltiples atenciones que nos habéis dispensado.
En Panamá culmina hoy nuestra tercera visita a América, tras recorrer seis países entrañables, sin dejar de hablar y de pensar en nuestro idioma común. El recuerdo se extiende a aquellos otros pueblos de este Continente que comparten con nosotros ese inapreciable vínculo de entendimiento. Nuestro sincero afecto llega hasta los últimos confines de su extensión territorial y hasta lo más profundo de su dimensión humana.
Al sentir así, es difícil imaginar lo que hubiera sido la existencia internacional de cada uno de nuestros países, sin la presencia real y decisiva de tantos hermanos de tradición e idioma. El mundo se ha visto enriquecido por la pluralidad que hemos sabido aportar, al tiempo que nosotros, en nuestras causas nacionales y en nuestros intereses, sentimos el apoyo sustancial y efectivo de quienes con nosotros viven en afinidad.
Precisamente en Panamá, en la proximidad más inmediata de los dos océanos que unen nuestras costas, afloran con facilidad las ideas sobre las posibilidades de futuro que nos debe deparar una creciente presencia internacional en nuestros países, acorde con la fuerza demográfica y la potencialidad virtual que albergamos.
Señor Presidente, señor Jefe del Gobierno:
España se felicita por el resultado de las negociaciones que han concluido en la firma, el pasado día 7, de un nuevo Tratado sobre el Canal entre Panamá y los Estados Unidos y hace votos por que redunde en beneficio de ambos pueblos.
La Reina y yo os reiteramos nuestro agradecimiento por las muchas atenciones que para con nosotros habéis tenido, dando muestra de esa ejemplar hospitalidad que tanto nos llena y nos vincula.
Al levantar mi copa por la prosperidad y la felicidad del pueblo panameño y por vuestras venturas personales y de vuestras distinguidas esposas, quisiera aprovechar esta ocasión tan grata para invitaros a visitar oficialmente España en un futuro próximo.
Señores, ¡por Panamá!
Ciudad de Panamá
17 de septiembre de 1977
Señor Presidente del Centro de Beneficencia,
Españoles residentes en Panamá:
En esta gira americana pocas cosas me han satisfecho más que estas visitas a los Centros que la colectividad residente española ha sabido levantar con su característica, tenacidad y laboriosidad. Constituyen un trozo de la vida de España trasplantado a América; todo un símbolo, actual y vivo, de lo que ha sido durante cuatrocientos años el flujo de savia fecunda que desde allí ha fluido de una manera constante.
Vosotros, nuestros compatriotas de esta orilla, habéis venido a enraizaros aquí, siguiendo la huella de tantos otros que os precedieron, con el corazón abierto y sin reservas.
Al hacerlo, con vuestro comprobado espíritu de empresa y vuestro tesón, habéis creado realidades concretas, fuentes de trabajo, brotes de esperanza.
Habéis contribuido, cada uno en la medida de vuestras fuerzas y posibilidades, al engrandecimiento y prosperidad de las colectividades nacionales que os han acogido. Habéis hecho efectivo el espíritu de hermandad por la vía más constructiva y valiosa: dando vuestro esfuerzo, entregando vuestra existencia, colaborando al bienestar y a la prosperidad de Panamá.
Como emisario muy especial de los españoles que quedaron en el viejo solar, como Rey vuestro, tanto como de los que en la Península y en las Islas se afanan con el mismo tesón que vosotros, quiero expresaros hoy nuestro orgullo por la tarea que habéis realizado y la esperanza por lo que aún os queda por hacer.
Si a España, desde un día glorioso y sin igual de finales del siglo XV, no es posible entenderla sin su vertiente americana, es por el esfuerzo de quienes, década a década, durante cuatrocientos años, cruzaron el Atlántico. Se os debe a vosotros, españoles de América; españoles de Panamá.
El Rey ha querido venir hasta aquí para daros testimonio de que así lo comprendemos.
¡Españoles!
¡Viva España!
Su Majestad el Rey de España, Don Juan Carlos I, acompañado de Su Majestad la Reina Doña Sofía, ha correspondido a la invitación especial de Su Excelencia el Presidente de la República, Ingeniero Demetrio B. Lakas, con la visita oficial que hizo a la República de Panamá, durante los días 16 y 17 de septiembre de 1977.
Sus Majestades los Reyes realizaron diversas y significativas actividades, entre las cuales se cuentan las conversaciones de Su Majestad el Rey con el Presidente de la República y el Jefe de Gobierno, General de Brigada Omar Torrijos Herrera; la colocación de ofrendas florales ante el busto del Doctor Amador Guerrero y en el monumento a Vasco Núñez de Balboa y una visita a la Sociedad Española de Beneficencia. Su Majestad la Reina depositó una ofrenda floral ante el busto de Isabel la Católica, en Panamá la Vieja, e inauguró la exposición denominada «España en el Istmo de Panamá», instalada en el Museo del Hombre Panameño.
Las conversaciones de Su Majestad el Rey con el Presidente de la República y el Jefe de Gobierno versaron sobre temas de interés común en el campo de las relaciones bilaterales y de las relaciones iberoamericanas, consideradas en sus vinculaciones con la situación internacional. Este amplio examen transcurrió en un ambiente de cordialidad, tradicional en las relaciones de los pueblos español y panameño, y con tal motivo se puso de relieve la coincidencia de puntos de vista de los ilustres interlocutores.
Los altos dignatarios comparten el criterio de que las relaciones internacionales deben basarse en los objetivos y normas del Derecho Internacional, sobre los que se fundamenta la Organización de las Naciones Unidas, y con apego a los postulados concernientes a la igualdad soberana e integridad territorial de los Estados, la no injerencia en los asuntos internos de los mismos, el repudio al uso de la fuerza en las diferencias entre naciones y la adhesión a los medios pacíficos para la solución de las controversias internacionales.
Los mandatarios señalaron la conveniencia de hacer todos los esfuerzos para mantener la armonía en las relaciones entre los Estados y consideraron, como medio propio para lograrla, el respeto a la absoluta libertad de los pueblos para escoger el sistema económico, social y político más acorde con sus propias características. En este orden de ideas, manifestaron su oposición a la subsistencia de residuos colonialistas y a toda suerte de discriminación, ya que obstaculizan el logro de la justicia, la paz y el bienestar de los pueblos.
Reconocieron los altos dignatarios que la Comunidad Iberoamericana de Naciones es una vivencia histórica imperecedera de la cual recibe aliento la aspiración y esperanza de los pueblos de España y Panamá de conjugar sus esfuerzos en empresas de común beneficio.
Su Majestad Don Juan Carlos I manifestó su sincero y perdurable agradecimiento al Gobierno de Panamá por haber declarado el día 12 de octubre, fecha del descubrimiento de América, como Día de la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Expresó también que la Corona española asume el legado histórico que presta cimiento espiritual a dicha Comunidad y que se proyecta como una constante de la política exterior española, la cual le imprime a tal legado el signo de la modernidad, conformándolo al espíritu de nuestro tiempo, respondiendo así al deseo de conferir un sentido de participación más equitativa en los términos del intercambio comercial internacional y una fluida y generosa transferencia de tecnología.
Los mandatarios señalaron también la urgencia de proseguir el diálogo constructivo en el seno de la Conferencia de Cooperación Económica internacional con el objeto de hacer efectivo el establecimiento de un nuevo orden económico internacional.
El Presidente de la República y el Jefe de Gobierno reiteraron el decidido apoyo del Gobierno y pueblo panameños a la acción reivindicadora de Gibraltar como parte del territorio español, y manifestaron su confianza en que se cumplirán las resoluciones de las Naciones Unidas al respecto para hacer efectivo el derecho indiscutible que asiste a España en tal demanda.
El Jefe de Gobierno de Panamá expuso a Su Majestad el Rey los principales aspectos del Tratado del Canal de Panamá, firmado el 7 de septiembre de 1977 y sus documentos anexos, el cual desarraiga la situación colonial que afectaba a una porción del suelo panameño, confirma la soberanía de la República en todo su territorio y dispone la transferencia del Canal, su administración y su defensa al soberano territorial, y señala el término de la presencia de armas extranjeras en el país. El Rey de España expresó su satisfacción por el término de las negociaciones y consideró la solución concertada obtenida como un modelo de entendimiento por vías pacíficas y amistosas, que los dos países signatarios presentan como ejemplo a la comunidad internacional.
Su Majestad el Rey hizo una exposición de los «principios rectores» y de los «ejes conceptuales» que inspiran la política iberoamericana del Gobierno español, y pasó revista a sus realizaciones más importantes, entre ellas la incorporación de España como miembro del Banco Interamericano de Desarrollo y los esfuerzos encaminados hacia una colaboración más estrecha de carácter cultural, científico, tecnológico y comercial.
Los altos mandatarios, conscientes de la firmeza de las vinculaciones históricas, culturales y espirituales existentes entre España y Panamá, acordaron darles consistencia práctica apoyando de manera resuelta el incremento de toda forma de intercambio entre los dos países. En consonancia con estas convicciones, tomaron nota de la conveniencia de incrementar la cooperación económica e industrial en asuntos de interés recíproco, en los cuales España ha hecho evidente sus propósitos de participación.
Subraya la importancia de estas coincidencias la suscripción del Acuerdo Hispanopanameño de Cooperación Técnica en materia de formación profesional, el cual hace viable la importante contribución del Gobierno español al desarrollo industrial de Panamá.
Finalmente, Su Majestad el Rey manifestó su sincero y hondo agradecimiento por las numerosas atenciones de que ha sido objeto, entre ellas la señalada y cordial hospitalidad de que han disfrutado la Reina y El, y extendió al Presidente de la República y al Jefe de Gobierno una invitación oficial para visitar España. Los mandatarios panameños la acogieron con suma complacencia.
Panamá, a los diecisiete días del mes de septiembre de mil novecientos setenta y siete.
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