Calendario pana la Reforma Política
El Presidente del Gobierno, en su alocución dirigida a los españoles, hace formulación expresa de rasgos básicos de su pensamiento político ya expuestos en anteriores comparecencias ante las Cortes y los medios de comunicación.
El contenido de sus manifestaciones del 28 de abril se polariza alrededor de dos campos, el de las afirmaciones de principios, por un lado, y el de los propósitos y consecuencias de aquéllas en orden a una nueva conformación de la vida política, sindical, fiscal, social y regional, por otro. Presupuesto racional de la reforma y programa específico de ésta, como dos exigencias que se complementan recíprocamente.
Como punto de partida en la esperanzadora etapa de la vida nacional contamos con la legitimidad de origen y la forma monárquica del Estado, representada en Don Juan Carlos I. Este es hecho fundamental incuestionable.
Pero la legalidad sí que es perfectible, nuestras leyes e instituciones están demandando una adaptación a las circunstancias cambiantes de este tiempo y a las legítimas aspiraciones de participación de los españoles.
En esa solución equilibrada y racional que representa la reforma, ésta ha de ser instrumentada siempre al servicio del pueblo que, como intérprete de su propia voluntad, debe ser el único protagonista de las decisiones que le afectan y, por consiguiente, de su destino colectivo.
La afirmación del derecho irrenunciable del pueblo a disponer de sí mismo, derecho suficientemente garantizado por el arraigo de la vinculación Rey-Pueblo, no es sino el punto de partida para mejor entender el cuadro de las reformas en marcha:
1. Reforma política en la Ley de Sucesión, en la configuración de las Cortes y del Consejo del Reino, en la creación del Tribunal de Garantías Constitucionales, en la Ley Electoral, en la modificación, en suma, de las instituciones, derechos y libertades previstos en las Leyes Fundamentales, todo ello conforme a un calendario concreto de actuación.
2. Reforma sindical y ordenación regional, nacida de iniciativas y propuestas en la base profesional y en los propios intereses regionales, respectivamente.
3. Reforma fiscal, que asegure una más justa distribución de las cargas, complemento de un programa social más ambicioso.
Reformas todas ellas, con un destinatario al que se sirve: al pueblo español, y al que se reserva, a través de la consulta del referéndum y de las constituciones representativas, la trascendental función de decidir su propio bienestar.
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